martes, 22 de septiembre de 2015

The Gran Dabbang Theory

Me prometí a mi mismo que no iba a titular esta reseña con algún estúpido juego de palabras, pero el nombre es tan sonoro que no pude evitarlo y había otras ideas peores, así que acá estamos.


Empecemos por el comienzo, el lugar se llama Gran Dabbang y no espere grandes carteles luminosos señalando su ubicación, es más no espere carteles así que anote la dirección Scalabrini Ortiz 1543 (ahi donde Palermo pierde el glam), de afuera parece uno de los tantos bares anodinos que uno puede encontrar enfrente de un hospital pero entre entusiasmado que lo espera algo genial.

El lugar por nombre (tomado de una pelicula de Bollywood) remite a comida india, que esta presente en algunos platos de su carta, que incluye visitas al sudeste asiatico, a Italia y un par de referencias que hablan en guaraní. Una carta acotadísima, 3 platos "pequeños",  6 platos "medianos" y un Curry, agregamos 2 "chocolates", si, es gente que no entiende de entradas, principales y postres, ni que si tienen pequeños y medianos tiene que tener  grandes. Estamos pues ante una carta inspirada en "El Idioma Analítico de John Wilkins" de J. L. Borges como para reforzar su sensación de extrañeza.

Pero ya estamos sentados y vemos dos muchachos que se mueven en el salón (lindo, prolijo, sin lujos pero agradable, mesas muy pegadas, con lo cual podemos escuchar la clase sobre feminismo nivel dummies que le imparte la chica de la mesa de al lado a su pareja) como si fueran mecánicos de un equipo de F1, pedís y te aclaran ojo que las cosas salen en el orden que salen, a los dos minutos que pediste llega lo primero, un paté (que es una delicia), acompañado de dos larguísimas rodajas de un pan crocante y sabroso y unos pedacitos de mandarina,
Al minuto y medio llega el segundo plato (ahí nos dimos cuenta que hablaban en serio), unas pakoras, que son unas hojas de acelga, rebozadas y fritas con raita (yogurt) y sriracha (una salsa tailandesa picante), un montículo de hojas dobladas en direcciones inverosimiles imposible de atacar con cuchillo y tenedor, el sabor, buenísimo, mantiene el gusto de la acelga y el crocante del rebozado, con el yogur y el picante se llevan barbaro.
No habiamos llegado a terminar ninguno de los dos platos, cuando llega el tercero, comer tres platos al mismo tiempo nos parecio poco civilizado, asi que encaramos la finalización del paté y partimos al medio la maravilla guaraní que nos esperaba, un chipá relleno de cerdo braseado (si, eso existe, no es un mito), no se a quien se le ocurrio pero es mi nuevo superheroe, la técnica es la siguiente, lo parten, mojan el cerdo prensado con la salsa picante (si, tenia que meter la palabra prensado en algo que remite a paraguayo, soy un tipo jodido) y luego lo cubren con la ensalada sin olvidar los kinotos confitados. Lo van a disfrutar, No se preocupen por el estado de sus manos, tienen una servilleta que pueden usarla para trapear un patio, pero no contesten ningún mensaje por whatsapp salvo que su celu sea a prueba de todo.

A esta altura ya liquidaste los dos primeros platos y promedias el chipá recargado, llega la codorniz, marinada, con una ensalada de remolacha, naranja confitada, yogurt y tahine, Venís con toda la adrenalina de comer con la mano y agarras la pata, ahí te das cuenta que te quedaste con media codorniz en la mano y pareces un troglodita, así que tomas los cubiertos y retornas a un comportamiento digno, hasta que ves el muslito solo y decis "awwww", lo agarras finamente con dos deditos, lo mordisqueas, chupeteas y hasta tenes la fantasía de revolear el huesito para atrás.
Finalmente, llega el chocolate, que viene acompañado de unos cuadraditos de dulce de mamón y unas cositas simpaticas, altamente dulzonas y adictivas llamadas hockey pockey de miel de caña. Nota: venderle a la Casa de Tucumán la idea de reemplazar por esto, esas cosas duras que necesitas un cirujano para extraerlas y te venden en toda la provincia.
A todo esto, con una cerveza, pagas poco más de $ 400, te levantas feliz de la vida, gritando "la pucha que vale la pena estar vivo", saludas a todos los locos que laburan en Gran Dabbang y te prometes volver.

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